¡Oh, mi nave!
¡Que gran golpe!, mi cabeza me da vueltas, mi vista está nublada y al mismo tiempo un zumbido en mis oídos me provoca nauseas, no puedo distinguir en donde estoy. Los indicadores de navegación están como locos, apenas mi vista se recupera un poco y veo las luces rojas activas por todos lados, la computadora central repite una y otra vez, ¡ALERTA, REACTOR INESTABLE!, son malas noticias sin lugar a dudas, debo hacer algo pronto o moriré en este lugar que aún desconozco. No hay tiempo de evaluar mi situación actual, debo impedir que el reactor se sobrecaliente o la falla podrá provocar una explosión nuclear. Me levanto con mucho esfuerzo, las piernas apenas me responden, estoy cubierto de sangre aunque parece no haber ninguna herida grave, avanzo como puedo a la cámara donde se encuentran las celdas de combustible, me acerco a los monitores y el módulo de enfriamiento líquido está obstruido, parece que el filtro dejó pasar mucha agua y ahora el nitrógeno líquido la ha congelado y esto ha producido el taponamiento. ¡Vaya situación en la que estoy metido! Lo único que se me ocurre es tomar mi arma y disparar al ducto de ventilación esperando un milagro, sucede, por fin tengo un milagro que contar. No ha solucionado todos mis problemas pero al menos he podido dejar de escuchar el chirrido constante de las alertas del panel de control; ¡qué alivio!, mi cabeza lo agradece.
Poco a poco vuelo a recuperarme, me está inundando una sensación terrible de angustia y desesperación, ¿Dónde estoy? y ¿Cómo es que he llegado hasta aquí? Lo último que recuerdo fue... La Tierra...


Comentarios
Publicar un comentario